En este año especial, nuestra Junta de Gobierno decidió que el último culto del año que celebra la Hermandad, fuese también el acto de clausura de la efemérides; por eso, la Eucaristía ha sido celebrada por nuestro hermano y Arcipreste de San Fernando R.P.Alfonso Gutiérrez Estudillo. Nuestro querido Padre Alfonso se dirigió a la comunidad recordando la importancia de la familia en el cuidado y educación de los niños siguiendo siempre el ejemplo de la Sagrada Familia de Belén.
Los coros de "Mujeres Isleñas" y "Sal y Sapina" del círculo de artes y oficios, cantaron bellos villancicos por campanilleros durante la Santa Misa.
Pero esta celebración tenía este año un sabor especial; con motivo del 225 aniversario y su clausura, se celebró una Solemne Procesión por las naves del templo con nuestro Bendito Niño como protagonista principal; curiosamente, el aniversario y el año en sí, acaban como empezó, con nuestro Divino Infante como centro de la devoción josefina.
El estandarte corporativo y el guión de la juventud josefina abrían un cortejo integrado por numerosos hermanos en dos tramos, que daba paso al cuerpo de acólitos y servicio de la Hermandad, que tan importante labor ha realizado durante todo el año participando en los distintos cultos de la Esclavitud perfectamente coordinados por Alberto De Hoyos y Germán Reyes. Una coqueta parihuela portaba en un trono a nuestro Bendito Niño, cerrando el cortejo, el preste y los coros de campanilleros.
La parihuela, cedida por la Archicofradía del Carmen de Cádiz, fue decorada con mucho arte navideño por nuestra mayordomia con liliums blancos, hojas de abeto, flores de pascua e imitaciones de frutas como las granadas o los melocotones, Nuestro Divino Infante estrenaba una nueva túnica realizada por nuestro vestidor y donada por un hermano; el nuevo terno está realizado en seda burdeos con bordados en oro decimonónicos de los denominados "de cartulina" o franceses.
El cortejo recorrió las naves del primer templo isleño intercalando los rezos de los misterios de la Infancia de Jesús y los cantes de villancicos por campanilleros de los coros invitados. En poco más de media hora, la parihuela se entronizaba en el altar mayor y el Arcipreste otorgaba la bendición tras incensar a la imagen del Infante Josefino.
San José dejaba a su Bendito Infante bajar de sus manos, aunque sólo fuese por una tarde, para que su pueblo lo venere en la Festividad de los Santos Inocentes.
A continuación, hermanos y participantes, se desplazaron hasta los salones parroquiales para la realización del tradicional brindis por el nuevo año.
Fotografías: Eduardo Albarrán para Islapasión.
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