Hermandad de San José

domingo, 5 de diciembre de 2010

LA LITURGIA DE LOS CULTOS DEL VOTO

               Uno de los aspectos que nuestra Hermandad trata de cuidar y enriquecer constantemente es la liturgia de los cultos que, a lo largo de todo el calendario anual, celebramos en honor y gloria de nuestro titular y Patrón, como uno de los fines primordiales de nuestra corporación. La Esclavitud de San José tiene la suerte de contar con hermanos que ponen su preparación y experiencia en estas cuestiones al servicio de la Hermandad, enriqueciéndolos y solemnizándolos cada año.





         En relación a los Solemnes Cultos del Voto, las antiguas reglas y constituciones de la Esclavitud fechadas en 1789, ya señalaban la celebración de la Festividad de los Desposorios (26 de noviembre). El Voto y el nombramiento como Patrón principal en 1800 del Bendito Patriarca, confirmado por la Santa Sede en 1802, vincularon a Hermandad y Ayuntamiento en torno a la celebración de esta Festividad, al acordarse celebrar la Función del Voto coincidiendo con este día del mes de noviembre.


         La Esclavitud de San José, desde su reorganización y de acuerdo a sus reglas, al desaparecer de la liturgia el día de los Desposorios, hace coincidir la Función votiva con el primer domingo de Adviento, con el inicio del año litúrgico y precedida de un Triduo preparatorio, destacando de esta manera el importante papel del Santo Patriarca en el “advenimiento” o venida del Hijo de Dios, encarnado en el seno de su Esposa, la Stma. Virgen María.


         Se trata de unos cultos llenos de ricos matices, ya que en los días feriales (jueves y viernes de Triduo), la liturgia de la palabra se centra en las propias de la Solemnidad de San José, repartiendo las lecturas entre ambas jornadas, con sus respectivas moniciones y seleccionando los evangelios propios de San José siguiendo un criterio cronológico: Desde el relato del nacimiento de Jesús y el sueño del Esposo de la Virgen hasta el momento de la pérdida y hallazgo de Jesús en el templo junto a los doctores. El color de los ornamentos litúrgicos en estas jornadas es el blanco.



         Los cultos, jueves y viernes, se inician con el rezo de la Corona de Dolores y Gozos de San José y el ejercicio del Triduo, donde se resalta el papel del Bendito Patriarca como Modelo de Hombre Justo y prudente, (tal y como se nos enseña en el evangelio del nacimiento de Jesús con la aceptación de la paternidad terrena por parte del Santo) y su consideración como Patriarca de la Iglesia, respectivamente.



         En la tercera jornada, se celebra la liturgia del Adviento y se hace memoria de los hermanos y fieles difuntos de la Hermandad. De hecho, el Ejercicio del Triduo de este día resalta el papel de San José como Patrón de la Buena Muerte. Tras la Eucaristía, como preparación a la Solemnidad del Domingo, rezamos las I Vísperas, donde la memoria de los difuntos y el papel de San José como solícito intercesor se manifiesta constantemente; se realiza Solemnísima Procesión Claustral por las naves del templo, integrada por libreas, cuerpo de acólitos y palio de respeto para cobijar a S.D.M. portado por el sacerdote, seguido de los hermanos y fieles para recibir a su finalización la Bendición en la Capilla del Sagrario, donde se vuelve a reservar el Santísimo Sacramento.





         La jornada del primer domingo de Adviento es el día de la Función del Voto, culminación y sentido de estos Solemnes Cultos. La participación del cuerpo de acólitos y libreas integrado por hermanos, el incienso y la música solemnizan esta importante celebración para la Hermandad y para la Ciudad representada por su Corporación municipal bajo mazas, que acompaña a la Junta de Gobierno y al servicio de altar en la procesión de entrada para participar de la ceremonia religiosa. La lectura del texto del Voto acordado el 19 de octubre de 1800 donde se prometía la perpétua celebración de Solemne Función en honor a San José en agradecimiento a su milagrosa intercesión en la epidemia de fiebre amarilla del referido año, justo tras la proclamación del Evangelio; la homilía del predicador y la Consagración a San José por parte del Hermano Mayor, en nombre de los hermanos y fieles, son los momentos más importantes aunque, por supuesto, nunca tanto como la presencia de Dios en el Santo Sacrificio de la Eucaristía, testigo inmemorial del cumplimiento del Voto por la Ciudad de San Fernando acogida al Patrocinio de San José.


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