D.José María Rodríguez junto al Hermano Mayor durante el ciclo de conferencias de noviembre de 2010. |
Comerciantes de Indias y religiosidad popular: la Esclavitud del señor San José
Un capítulo de la historia de Cádiz pendiente de concluir es el de la religiosidad gaditana en el siglo XVIII, que se materializó en la creación de cofradías que surgieron durante este periodo histórico, el de mayor esplendor de la ciudad originado por el auge del comercio con las Indias.
Situada en el centro de la ciudad, la iglesia de Nuestra Señora del Rosario, después convertida en parroquia, comprendía en el ámbito de su feligresía, además del muelle y los principales órganos del comercio americano como la Casa de la Contratación, el Tribunal del Consulado y la Aduana, el ángulo que formaban las calles de San Francisco y de la Carne, hoy Columela, que era la sede del selecto comercio del lujo y de la más refinada moda europea de la época, donde comerciantes de diversos países vendían sus productos a la acomodada sociedad gaditana y a los inmensos mercados de allende el Atlántico. Gracias a su privilegiada ubicación esta parroquia va a convertirse en un espacio donde se desarrolle la sociabilidad religiosa de la naciente burguesía mercantil gaditana, ya que en ella se crearán varias cofradías integradas mayoritariamente por miembros de este floreciente grupo social.
San José de la Igelsia del Rosario.Foto, Alonso de la Sierra. |
Desde su fundación la Esclavitud atrajo a devotos del Santo de toda España, y a fines del siglo XVIII contaba con 464 hermanas y 437 hermanos, solicitaban su ingreso comerciantes, marinos, religiosos y hasta comunidades religiosas femeninas en bloque, no sólo las de conventos cercanos como los de Santa María y la Piedad de Cádiz o las Descalzas de Chiclana, sino de otros más alejados como el de las Brígidas de Lasarte. La relevancia social de sus miembros y la identificación de la Esclavitud con Cádiz tuvo sus frutos en 1757 con la concesión por el Cabildo municipal gaditano a San José de los títulos de Copatrono y Protector de la ciudad.
Para dar culto a San José, se adquirió una imagen en el extranjero, probablemente en Génova, encargándose a Torcuato Benjumeda el diseño y la construcción de su retablo que, tras diversas vicisitudes, se instaló finalmente en una capilla en la nave del Evangelio, corriendo a cargo de Torcuato Cayón la construcción de una bóveda subterránea para el entierro de sus hermanos. Estas obras no hubieran podido realizarse sin la generosa aportación de dos benefactores de la cofradía, dos nobles con fuertes relaciones con la iglesia del Rosario y con los cofrades de la Esclavitud, Juan Bautista de Uztariz, Conde de Reparaz y José Sáenz de Santamaría, Marqués de Valdeíñigo.
Marqués de Valdeíñigo. |
Almirante Nelson. |
A estas calamidades habría que sumar el proceso desamortizador de los bienes de la Iglesia que despojaron a los conventos, iglesias y cofradías gaditanas de la mayoría de sus bienes. A pesar de todo ello, la cofradía siguió activa, continuando sus cultos hasta la primera década del siglo XX, tras la que dejaron de celebrarse.
La Esclavitud del Patriarca Señor San José se extinguió hace cien años, pero la huella de su existencia permanece hecha mármol y jaspe en su bien conservado retablo de la Parroquia del Rosario, desde donde nos habla del pasado glorioso de esta ciudad y de la espiritualidad de sus anteriores habitantes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario