La noche se presentaba radiante en cuanto a lo meteorológico y el Patrón volvió a visitar su barrio y a recorrer calles que transmitiesen la austeridad que el acto requería. El cortejo se abría con el estandarte de San José seguido de dos tramos de hermanos separados por la reliquia de Santa Teresa, gran impulsora de la devoción al Bendito Patriarca, acmpañada de servidores portando viales; la bandera de la Hermandad y la presidencia dejaban el testigo al coro de niños seises de la Catedral de Cádiz que por tercer año consecutivo entonaban angelicales cánticos al paso del Patrón. El cuerpo de acólitos "aromas de pasión" ejercía sus funciones y precedeía la parihuela cargada por nuestros hermanos cargadores y comandada por Manuel J. García Almarcha. Tras San José, el preste portando el libro de difuntos y acompañado de dos acólitos revestidos con capa pluvial y dalmáticas respectivamente.
El Bendito Patriarca, recuperó su atuendo morado y lució en su pecho la medalla del patronazgo, mientras que el Divino Infante estrenaba nueva túnica de seda con bordados en plata que conjuntaba a la perfección con la vestimenta de su Padre.
Un año más la Esclavitud recordaba con su bien más preciado, el Patrón de la Isla, a los hermanos difuntos, la labor intercesora de San José ante el maremoto de Lisboa y la preparación de la Festividad de Todos los Santos.
Fotos: José Moreno Fraile (San Fernando Información)
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