Hermandad de San José

miércoles, 7 de noviembre de 2012

II aniversaro del blog

A modo de regalo por el II aniversario del blog de nuestra Hermandad, un hermano josefino, nos envia el siguiente artículo donde se hace referencia a la epidemia de fiebre amarilla del año 1800 y como esta se vivió en otras localidades. Como sabemos la epidemia de fiebre amarilla o "vómito prieto o negro", y la intercesión de San José ante Dios para erradicarla, motivó el patronazgo del Bendito Patriarca sobre San Fernando, pero, ¿cómo se desarrollaron los acontecimientos en otras localidades?



La epidemia de fiebre amarilla en el valle del Guadalquivir.

Traemos en estas fechas cercanas a los cultos del Voto que anualmente celebra nuestra Hermandad nuevas aportaciones sobre la virulenta epidemia de fiebre amarilla, origen de esta centenaria celebración del voto de tributar culto perpetuo al Santo Patriarca y de su nombramiento como Patrón Canónico Principal por atribuírsele milagrosa intercesión en el fin de la enfermedad.


La epidemia tocó tierra cuando los tripulantes sobrevivientes de la corbeta anglo-americana Delfín, procedente de La Habana, desembarcaron en el puerto gaditano. Desde entonces, pese a las medidas higiénico-sanitarias tomadas, el "vómito prieto" se extendió a través de las principales vías de trasiego. La epidemia, según la investigadora Carmen Sánchez Calvo, desencadenó el pánico entre las poblaciones andaluzas y en todas ellas se tomaron medidas para intentar que la enfermedad no afectase a los pueblos. Entre estas medidas estuvo la creación de las Juntas de Sanidad.
Llama la atención la estrutura de las mentalidades de la población en esta época de final de siglo e inicio de la nueva centuria decimonónica, la simbiosis de una tímida influencia de las ideas ilustradas, gracias al reformismo borbónico dieciochesco, y la arraigada religiosidad popular de acudir al poder divino para aplacar aquello para lo que el ser humano no encontraba explicación.
 
 
De sobra son conocidos y relatados los hechos acontecidos en la entonces villa de la Real Isla de León, por lo que la aportación de este artículo se va a centrar en las repercusiones de la enfermedad en otras localidades andaluzas, donde se reiteran los mismos comportamientos tanto a la hora de frenar y atajar la enfermedad, como en los comportamientos religiosos, implorando la intercesión celestial, como hemos indicado y ejemplificaremos a continuación.
El 4 de septiembre del año 1800, en Sevilla, con motivo de el azote de la epidemia, se hizo procesión de rogativas con la imagen del Santo Cristo de la Sentencia de la Cofradía de la Macarena por las calles del Barrio.
 
Señor de la Sentencia de la Hermandad de la Macarena.

Por otra parte, hemos consultado los estudios realizados sobre los casos de Marchena y de Alcalá La Real, muy pormenorizados, elaborados por Ramón Ramos Alfonso y la citada Carmen Sánchez Calvo, respectivamente. Esta última, nos proporciona un interesante marco general sobre la enfermedad, afirmando que tuvo poco peso global sobre la mortalidad española de los siglos XVIII y XIX, aunque sí a nivel local, como los caso de Cádiz, Sevilla o Málaga, siendo una epidemia fundamentalmente urbana. Esto se explica por las condiciones ambientales para que se transmitiera la enfermedad, más en concreto, aquellas condiciones que se debían dar para que sobreviva el mosquito que la transmite; las propias o similares a zonas subtropicales húmedas y temperaturas suficientemente altas, lo que hace que las dispersión de la enfermedad sea poco importante a través de los medios terrestres y favorable en los barcos, lo que explica en definitiva su propagación por la costa mediterránea y los núcleos ubicados en torno al cauce del Guadalquivir.
 
Vista de la localidad de Marchena.
San Sebastián, Patron de Marchena.
 
 En lo referente a Marchena, la primera noticia que tenemos se remonta al cabildo del 6 de septiembre de 1800, donde se pone de manifiesto las catastróficas noticias que llegan de Cádiz y los pueblos de alrededor, así como de Sevilla y el arrabal de Triana, donde se dice literalmente “que aún se supone haber principiado (…)”. Se añade además que “la reacción de nuestro cabildo ante esta calamidad es sumarse a las rogativas públicas que se están haciendo en la capital y en otros pueblos, implorando la misericordia de Dios. Se acuerda hacer una Función al Santo Patrón Señor San Sebastián, y a los demás Santos Copatronos que para este fin se acuerda sean llevados a la Iglesia de San Juan que se prefiere por su mayor capacidad para el concurso de fieles, a cuyo fin se señala el domingo 14 del corriente (septiembre), en cuya víspera se conducirán las santas imágenes con un devoto rosario a la propia Iglesia, recibiendo en la parroquia de San Sebastián a la imagen del Señor San Roque y al día siguiente domingo por la mañana se cantará una solemne misa de rogativa con las imágenes del Patrono y Copatrono por las calles acostumbradas, concluyéndose este acto en la propia Iglesia de San Juan, desde donde se trasladarán en la tarde siguiente a sus respectivas casas con rosario, precediendo a estas funciones y actos las señales de campanas acostumbradas en estos casos… Y se invite al clero, al vicario y demás comunidades religiosas.” Cabe destacar la efectividad de las medidas preventivas tomadas por las autoridades locales, lo que unido a las preces suplicatorias, dio lugar a que en cabildo de 22 de diciembre de 1800, los capitulares acordaron celebrar una función solemne y cantar el Tedeum, el día 28 en la Iglesia de San Juan con la presencia del Patrón y los copatronos “por el inestimable beneficio recibido del cielo y de la intercesión de los santos patrones tutelares, preservándose esta villa de la terrible epidemia que tanto ha aflijido a la provincia y lugares comarcados”. Tan sólo hubo que lamentar doce muertes… Cifra irrisoria en comparación con las de otras localidades.
Vista de Alcalá la Real.
 
El caso de Alcalá la Real, como dice la autora del estudio, puede seguirse perfectamente a lo largo de las actas de las reuniones del Cabildo celebradas por estas fechas y de la que ofrece interesantes extractos. De un lado, la disposición para que los guardias de tropa tomaran las calles dejando solo dos puertas abiertas para la entrada a la ciudad o la celebración de rogativas y procesiones implorando la protección de los santos patronos.
 
Virgen de las Mercedes, Patrona de Alcalá la Real.
 
En relación a esto último, por analogía con el caso isleño, traemos un estracto del acta del día 30 de septiembre de 1800: "(...) Se acuerda hacer una rogativa a la patrona María Santísima de las Mercedes, al Santísimo Cristo de la Salud y a San Roque,bajando en procesión las tres imágenes sagradas a la Santa Iglesia de la Veracruz en donde se ejecutará dicha rogativa por tiempo de nueve días, implorando y pidiendo por el fin del contagio, no sólo por el de esta ciudad, sino en todo el reino.(...)" Como dato objetivo, decir que el fin de la epidemia quedó recogida en el acta de 16 de mayo del año siguiente.
 
 
 A modo de síntesis final, sirva toda esta información para enriquecer nuestro conocimiento acerca del origen, aunque calamitoso, del Bicentenario Patronazgo de San José sobre la Isla, en las vísperas de la celebración de los Solemnes Cultos que recuerdan su milagrosa intercesión implorada por nuestros antepasados.
Fuentes: Sánchez Calvo, Carmen "Alcalá La Real frente a la epidemia de fiebre amarilla de 1800" 2011.
Ramos Alfonso, Ramón " La epidemia de fiebre amarilla de 1800. El caso de Marchena."
V.V.A.A. "Enciclopedia de la Semana Santa de Sevilla." Vol.11. El Correo de Andalucía. Año 1999.

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