Hermandad de San José

jueves, 1 de noviembre de 2012

LLeno eres de gracia.

Como cada 31 de octubre desde el año 2006, nuestra Hermandad realizó su devoto Rosario de Antorchas con San José por las calles de la feligresía en memoria de los fieles difuntos y en conmemoración del día de Todos los Santos, entre los que el Bendito Patriarca es el principal, y de la intercesión josefina en el maremoto de Lisboa del año 1755 y que le propició un Voto Perpetuo del Arsenal de la Carraca.


El estandarte morado de San José, acompañado de faroles antequeranos, iniciaba el cortejo dirigido por vez primera por el nuevo Fiscal de la Junta de Gobierno, José Luís Vidal; tras el estandarte cerca de cien hermanos josefinos componían los dos tramos de hermanos con cirios blancos separados por la reliquia de la Santa Josefina por excelencia, nuestra Madre Teresa de Jesús.


La Presidencia de la Hermandad, encabezada por nuestro Hermano Mayor y nuestro Vicario Parroquial y hermano el R.P. Pedro Enrique García y el Cuerpo de acólitos y servicio de la misma, precedían a la andas en las que se exponía la valiosa y venerada talla del Patrón de San Fernando.

 
La parihuela iluminada por cuatro candelabros de siete simbólicos guardabrisas cada uno, era adornada por crisantemos, flor tradicionalmente asociada a la memoria de los difuntos, malvas, exquisitamente dispuestos por Rafael Aragón en dos jarras laterales y un centro frontal, que combinaba también, antirrhinun en tonos blancos.


La imagen de San José, ataviada en tonos morados, color litúrgico del luto, presentaba también diversas joyas de carácter simbólico como la Medalla del Patronazgo sobre San Fernando enlazada por el Sol de oro y citrino, en alusión a la letanía josefina "Luz de los Patriarcas", o el ancla de oro ofrendado en el año 2005 por la Armada Española por el 250 aniversario del Voto carraqueño a San José.


Tras la parihuela cerraba el cortejo el Preste, nuestro hermano el R.P. Ignacio Fernández, revestido de capa pluvial morada y portanto el Libro de Difuntos de la Hermandad,  acompañado por acólitos con dalmáticas a juego y luz; destacar, igualmente la presencia de varios hermanos y fieles tras la imagen del Patrón en actitud penitencial.

 
El recorrido se realizó con solemne celeridad, tal como requiere un culto externo de esta tipológia, gracias al andar comprometido de nuestros hermanos cargadores comandados por Manuel García y su equipo de auxiliares, no llegando a sobrepasar la hora y quince minutos de estancia de San José en las calles de su barrio.

 
Tras llegar a la parroquia, completamente a oscuras, las tinieblas se hicieron luz al entrar San José, y una vez colocado en el Altar Mayor, los hermanos nos consagramos al Bendito Patriarca y se procedió a besar la reliquia de Santa Teresa. La Salve Josefina y la despedida en la paz de Dios transmitida por nuestro hermano sacerdote Pedro, cerró un devoto y austero Rosario de Ánimas donde, por vez primera, se rezó en cada misterio la Salve a San José.



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